Comunicado de RBC sobre la crísis económica y los recortes sociales
contra los trabajadores: El capitalismo imperialista ha declarado la
guerra en forma de recortes sociales y de derechos a los trabajadores
Actualmente estamos pasando por una coyuntura en la que el capitalismo
imperialista ha desatado un ataque brutal, en forma de recortes
sociales, derechos y libertades, contra los trabajadores, los pobres y
los oprimidos de todo el mundo.
Arrastrando a la miseria y condenando a la pobreza a la mayoría, se
apunta a la progresiva pauperización y esclavización del proletariado y
las clases populares.
Actualmente, se está experimentando, mucho más gravemente que antes, la
descomposición de la salud y la educación pública, los despidos y los
recortes salariales, los recortes de todo tipo de derechos sociales y
laborales, el saqueo de la riqueza pública y la represión militarizada y
un nuevo auge del fascismo. A esta espiral de agresiones contra la
clase trabajadora se le suma, especialmente en países como España, el
desafío al derecho capitalista supuestamente “sagrado” de la propiedad
privada, y miles de familias obreras y marginadas están sufriendo la
expulsión de sus hogares por no poder hacer frente a la estafa
hipotecaria.
La burguesía ha iniciado una campaña en la que da vuelta tras vuelta de
tuerca sobre la opresión y explotación de los trabajadores y oprimidos
de todo el mundo, iniciada pocos años después de la caída de la Unión
Soviética, que sirvió de freno a los desmanes de la barbarie capitalista
después de la Segunda Guerra Mundial hasta finales del siglo XX.
Se trata de un auténtico bombardeo en el que el desempleo, los recortes,
la miseria, los desahucios, las privatizaciones, leyes mordaza,
carestía de productos básicos, emigración masiva y, en definitiva,
aumento de la explotación en todos los sentidos, son las bombas lanzadas
cada vez más intensamente contra la clase obrera y los más
desprotegidos.
Por otro lado, nunca antes en la historia la sociedad había alcanzado
este nivel de superproducción de bienes materiales, como el que hoy ha
sumido al sistema capitalista en la más catastrófica crisis económica de
toda su existencia, y de la cual pretenden salir, tal y como ya
anunciaba Marx en sus análisis, a costa del reajuste de la tasa de
beneficios obtenida con el aumento de la explotación a la clase
productora, a los trabajadores. La crisis económica, cuyos responsables
son los propios capitalistas, afecta dramáticamente a las clases
populares de todo el mundo mientras que, al contrario, aumenta los
beneficios a los explotadores
Los planes anticrisis de la burguesía imperialista, como sabemos, los
grandes responsables del desastre, pasan por utilizar el dinero público
en su propio beneficio –léase los impuestos tributados sobre todo por
los trabajadores – y recortar el gasto social –es decir, rebajar los
salarios, supresión de prestaciones, aumento de impuestos, etc.…–. El
objetivo es, en contradicción con el propio dogma que ha justificado
siempre a la barbarie capitalista, la libre competencia de capitales,
“rescatar” o “salvar” a los gigantescos grupos empresariales
monopolistas, principalmente financieros, y resolver con el dinero
público los problemas provocados por la crisis a los grandes
capitalistas.
Esto significa una nueva redistribución regresiva del ingreso, que viene
en marcha y sin interrupciones desde la década los ‘80. Lo que los
capitalistas, en la cúspide de la sociedad actual, pretenden acentuar es
el control sobre el ingreso total y eliminar así cualquier tipo de
posibilidad de independencia o de resistencia (la más mínima
“previsión”) a las crisis por parte de las clases populares. Se trata de
una progresiva y cada vez más extendida racionalización de la vida y
sobrevida de los trabajadores, que se traduce como ya es sabido en las
presiones que originan los niveles cada vez más alarmantes de desempleo,
pobreza, desnutrición y hambre, que son vistos no como tragedia por las
clases dominantes, sino arietes para presionar contra el salario, lo
que denomina la burguesía internacional como “costes” cuya reducción, se
sabe, implica un empobrecimiento de consecuencias funestas para el
pueblo trabajador, con el incremento de la violencia callejera
subsiguiente por los elementos de la delincuencia más baja, que agregan
al trabajador, del riesgo de estos días de morirse de hambre, el de
recibir un disparo o cualquier tipo de agresión por parte de los
despojos sociales que solo pueden anidar con el colapso social en
ciernes.
Todo ello está provocando que se vaya agotando la paciencia de los
trabajadores y de los oprimidos, a la vez que crece el odio de clase
hacia el capitalismo y la burguesía. Poco a poco, se abre paso la
rebelión de los asalariados del mundo en multitudinarias movilizaciones,
huelgas, paros generales, levantamientos contra las consecuencias
crisis, contra los “planes de salvación”, contra el sistema mundial de
la explotación de una clase parásita minoritaria sobre la mayoría
trabajadora. Día a día se siente el nuevo despertar del movimiento
obrero frente a un sistema que no es capaz, o al que ya no le interesa,
de mantener el supuesto bienestar con el que se había ganado a la clase
obrera mientras existió la Unión Soviética, y que hoy está cada vez más
asfixiada por el creciente coste de manutención de la élite capitalista.
Sin embargo, ante este panorama que naturalmente debería provocar la
reacción de la clase trabajadora, se han constatado dos cuestiones de
suma crudeza:
Por una parte, la debilidad y fragmentación
del Movimiento Comunista Internacional y la ausencia organizativa de
referentes revolucionarios y consecuentes con capacidad para dar
respuesta a esta situación. Es decir, de un partido de vanguardia
verdaderamente revolucionario.
Por otra parte, que ni el reformismo-revisionismo ni sus sindicatos y
organizaciones han sido capaces de organizar una mínima respuesta a la
guerra de la burguesía contra la clase obrera. Al contrario, han
cumplido a la perfección su papel de servidores de los intereses de la
gran burguesía, como colchón de contención del malestar popular.
Hoy la clase obrera y los trabajadores del mundo deben tomar conciencia
de su grave situación, de la creciente agresión a la que la burguesía
les somete, del retroceso continuo a los tiempos del más vil capitalismo
y de la esclavitud y, sobre todo, de la necesidad de prepararse para
la lucha a muerte que ha de iniciar para derribar este sistema criminal.
Poco a poco, los derechos que fueron conquistados gracias a la sangre
derramada por héroes anónimos de la clase obrera en dura lucha contra la
explotación, está en peligro.
La única solución para que la resistencia de la clase trabajadora sea
eficaz contra la barbarie es la rebelión organizada contra el sistema
capitalista imperialista, la asunción de la necesidad de volver a tomar
el cielo por asalto.
Hoy, más que nunca, es necesaria una nueva Revolución, la destrucción
definitiva y total del estado capitalista y su sustitución por un estado
obrero, en el que sean estos últimos, los productores de la riqueza, la
clase dominante, y en la que las decisiones políticas y económicas
estén en su mano.
Para ello, el Movimiento Comunista Internacional (MCI) necesita
depurarse del colosal montón de basura reformista y revisionista que
alberga en su interior y que acrecienta la confusión y la dispersión
actual, buscándose la unidad de todos aquellos que crean en la teoría y
la práctica revolucionaria de nuestros antecesores en el camino
marxista-leninista, en la lucha por alcanzar el sueño comunista ,
aplicando la autocrítica obligatoria de todo aquel que así se considere,
y buscando la adaptación de las teorías revolucionarias a las
circunstancias cambiantes históricas actuales.
Es necesario, y en ese objetivo está la Red de Blogs Comunistas, buscar
principios comunes, huir de los sectarismos y dogmatismos, y luchar
unidos, en una acción revolucionaria común, para conseguir el objetivo
final: la emancipación de los trabajadores, la destrucción del
capitalismo y de la clase privilegiada y la construcción de una sociedad
y un estado socialista para llegar en un futuro no muy lejano al
horizonte del comunismo.
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