1. UNA PEQUEÑA GRAN REVOLUCIÓN
La
vieja INDOCHINA, colonizada por Francia, se había constituido en una
entidad política justamente por el aplastamiento colonial de cada una de
las naciones que la componían: Vietnam, Laos y Kampuchea. Después de la
derrota del colonialismo francés en la célebre e histórica batalla de
Dien Biem Phu (1948), el imperialismo norteamericano, pasó a ocupar el
vacío dejado con la pretensión de controlar rápidamente la "subversión"
de esos pueblos.
Debe dejarse claramente establecido que "Indochina"
fue y es una creación colonial que, borrando fronteras históricas,
metió en una gran bolsa a pueblos con cultura propia y sobre todo deseos
fervientes de autodeterminación nacional.
Ahora bien, la historia contemporánea de Kampuchea se inicia con el gobierno burgués progresista y al mismo tiempo aristocrático del Príncipe Samdech Norodom Sihanouk
que, oponiéndose a la agresión norteamericana en el sudeste asiático,
propició una política no alineada que respondía a los deseos del pueblo
khmer de no verse envuelto en la escalada guerrerista que implementaba
el imperialismo yanqui. La guerra de Vietnam alcanzaba grandes
proporciones y las fuerzas revolucionarias del Vietnam del Sur
aprovechaban la ventaja de tener una extensa frontera cercana que les
permitía usarla como santuario. Naturalmente el agresivo imperialismo
yanqui no podía permitir por mucho tiempo tal situación y con suma
rapidez organizó un complot militar contra Sihanouk deponiéndolo del
poder y encumbrado una Junta de militares reaccionarios al mando de Lon
Nol (18 de marzo de 1970).
Se
inicia así la lucha armada revolucionaria del pueblo khmer conducida
por el Partido Comunista de Kampuchea que ya había tomado la
denominación de "Khmer Rojo". Por el otro lado, Lon Nol, agente
yanqui, abría las puertas del país a la intervención ya descarada de los
imperialistas que, en su afán de aplastar el nuevo frente creado en el
interior de Kampuchea, sometieron al país a los famosos bombardeos que
ocasionaron centenares de miles de víctimas inocentes en uno de los
genocidios secretos e ignorados más grandes de la historia. Para
ocultarlo ante la opinión mundial, se crearía después el mito de los
"genocidios" de los Khmeres Rojos.
Escuchemos lo que nos dice Noam Chomsky sobre esos bombardeos criminales:
(Noam
Chomsky divide el genocidio camboyano en tres etapas. La primera a raíz
de los feroces bombardeos yanquis, la segunda como consecuencia del
dominio del Khmer Rojo y la tercera como resultado de la invasión
vietnamita)
«La fase I: La destrucción estadounidense de Camboya.
Los
célebres "bombardeos secretos" empezaron el 18 de marzo de 1969. Una
semana más tarde, el 26 de marzo, el gobierno camboyano condenó
públicamente dichos bombardeos y el acribillamiento de "la población
camboyana residente en las poblaciones fronterizas.... realizado casi
diariamente por la aviación estadounidense", con crecientes asesinatos
y destrucción; señalaban que tales ataques estaban dirigidos contra
"los pacíficos campesinos camboyanos y exigiendo que "cesasen inmediata y
definitivamente esos ataques criminales..." El
28 de marzo el Príncipe Sihanouk convocó una rueda de prensa en la que
desmintió a todos los efectos los informes que circulaban por los
Estados Unidos de blancos comunistas dentro de sus fronteras". "Personas
desarmadas e inocentes habían sido víctimas de los bombardeos
estadounidenses" incluyendo "el último bombardeo, las víctimas del cual
fueron campesinos Khmer, especialmente mujeres y niños". Sihanouk hizo
entonces un llamado a la prensa internacional: "Les pido que hagan saber
en todas partes cuál es la postura de Camboya, esto es, que de ninguna
manera aprobaré los bombardeos en territorio camboyano, sea cual sea el
pretexto.......» (1)
En resumen en torno al genocidio yanqui de Camboya:
«La
Comisión Investigadora Finlandesa estima que unas 600.000 personas, de
una población de unos siete millones, murieron durante la Fase I, que
ocasionó también dos millones de refugiados. De la II fase dieron una estimación realista, que oscilaba entre 75 000 a 150 000 ejecuciones sumarísimas, y una cifra cercana al millón de personas muertas a causa de asesinatos, hambre, enfermedad o exceso de trabajo...» (2)
Como
se ve, el genocidio camboyano ha sido, ante todo, un genocidio
realizado por el imperialismo yanqui a través de sus bombardeos
genocidas contra el campesinado y pueblo khmer.
2. EL TRIUNFO DE LOS KHMERES ROJOS.
La
dirección revolucionaria de la lucha armada del pueblo khmer pudo en
tiempo relativamente corto -unos seis años- levantar prácticamente a la
nación entera contra el gobierno títere y los agresores norteamericanos.
Una a una las provincias de todo el país se convirtieron en un gran
campo de batalla entre las fuerzas patrióticas y los destacamentos
títeres asesorados y respaldados por la maquinaria bélica, especialmente
la fuerza aérea de los Estados Unidos.
Mediante una maniobra táctica muy hábil, los khmeres rojos liderados por Kieu Shampan y Pol Pot, reconocieron
la dirección formal del Príncipe Sihanouk y formaron con él un Frente
de Liberación Nacional teniendo en cuenta el enorme prestigio del
progresista monarca sobre todo en el orden internacional. Se estableció,
pues, un acuerdo entre las dos partes mutuamente beneficioso, de modo
que mientras los unos combatían en el interior del país, Sihanouk
conseguía el apoyo internacional indispensable.
La
ayuda mÁs positiva y eficaz vino de parte de la China Popular de Mao
Tse-tung que encomendó a Chou En-lai la preparación de una Confederación
Indochina bajo el patrocinio chino y con la presencia de la República
Democrática del Vietnam (norte), el Frente de Liberación de Vietnam del
Sur, el Pathet Lao de Laos y el Frente de Liberación de Kampuchea. Esta
Conferencia puso los cimientos de la victoria que poco después
conseguirían los pueblos indochinos contra la intervención
norteamericana.
Por
su parte, la Unión Soviética con su política dual ayudaba con
cuentagotas al esfuerzo de la península en su lucha liberadora. En el
caso de Kampuchea, la dualidad se convirtió en traición completa, pues
los soviéticos reconocieron inmediatamente la legalidad del gobierno
fascista de Lon Nol, apoyado por los yanquis, instalando una frondosa
embajada en Phnom Penh. De este modo los esfuerzos diplomáticos del
Príncipe Sihanouk tuvieron que dejar de lado a la Unión Soviética
fuertemente comprometida con el régimen usurpador.
Sin
embargo, la lucha revolucionaria armada del FUNK se vigorizaba cada día
y lenta pero metódicamente iban cayendo uno a uno los reductos de la
camarilla títere y de sus asesores norteamericanos. A fines de 1974 y
comienzos de 1975, la situación no podía ser mejor para la causa
revolucionaria, las zonas controladas por el gobierno se habían
restringido completamente y en la práctica el régimen de Phnom Penh
solamente administraba la capital y una pequeña periferia. Toda la ayuda
americana debía llegar por la vía aérea directamente a las azoteas de
la embajada yanqui, mientras las unidades uniformadas de negro del Khmer
Rojo se acercaban inexorablemente a los arrabales de la capital.
Mientras
las fuerzas revolucionarias del Frente de Liberación de Vietnam del Sur
se acercaban a Saigón, los khmeres rojos se lanzaban sobre Phnom Penh.
Los asesores yanquis y soviéticos de Lon Nol no tenían escapatoria, se
había completado el cerco de hierro sobre la ciudad y la entrada de las
fuerzas rebeldes y revolucionarias era cosa de unos cuantos días. En
efecto, el 17 de abril de 1975, algunos jóvenes combatientes khmeres
rojos montados en viejas bicicletas llegaron al Palacio de gobierno en
el centro de Phnom Penh y recibieron la rendición de unidades modernas
mecanizadas del ejército títere, en tanto que mediante un puente aéreo
instalado desde la embajada yanqui, salían los "asesores" en desbandada y
llevando documentos secretos de la sucia y genocida guerra de
Indochina. Lo importante es apuntar que también usaron el puente aéreo
los funcionarios de la embajada soviética acreditada ante Lon Nol.
Existe prueba documental (fotografías) de esta nuestra afirmación, pues
no estamos acostumbrados a lanzar afirmaciones sin estar seguros de
ella.
3. LOGROS DE LA REVOLUCIÓN.
Una
vez instalado el régimen Khmer Rojo en el poder político de Kampuchea,
se inició uno de los experimentos sociales más interesantes de la
historia de la humanidad. Los cambios que comenzaron a implementar los
nuevos gobernantes fueron muy profundos, radicales y sin precedentes en
la historia moderna. Efectivamente, hemos podido ver documentales
yugoslavos únicos por su propia naturaleza porque nos muestran una
Kampuchea completamente nueva. La Kampuchea Democrática era, entonces,
la única nación del orbe que no utilizaba dinero, la única nación que
había prácticamente vaciado las ciudades para trasladar a la población a
los campos para las labores agrícolas. El film yugoslavo constata como
conclusión que: "Nadie se muere de hambre en Kampuchea".
Igual afirmación hace en diciembre de 1978, el Dagens Nyheter, diario
de Estocolmo-Suecia en un reportaje sensacional firmado por Richard
Dudman que introduce sus impresiones de un viaje diciendo que tres años y
medio después de la guerra de destrucción que desataron los
terroríficos bombardeos norteamericanos sobre Kampuchea, Vietnam y Laos,
puede nuevamente la nación alimentar a sus ciudadanos y además
reiniciar la exportación de arroz. Prosigue diciendo que el gobierno ha
puesto en práctica un significativo programa de irrigación para regar
nuevos campos de cultivo y poder obtener dos o tres cosechas al año.
En uno de los pocos reportajes realizados directamente al jefe de los Khmeres Rojos, Pot Pot, el periodista americano Richard Dudman, explaya ampliamente el pensamiento del líder comunista:
«En
la vieja sociedad la mayoría de la población no podía alimentarse.
Ahora puede el 100 por 100 alimentarse suficientemente.... Ahora puede
la población hallar vivienda y ropa. Se tiene servicios, medicinas y
educación.... Esto se debe a que Kampuchea se ha convertido en amo de su
propio país y de todos los medios de producción.... En lo que se
refiere a las acusaciones contra
la Kampuchea Democrática, podemos decir con pruebas, que fueron ellos
(los imperialistas), los que masacraron al pueblo de Kampuchea antes y
ahora. No son los pueblos del mundo, sino sus gobernantes los que acusan
y atacan a Kampuchea antes y ahora...
Nosotros
pensamos que la revolución en cada país tiene que ser conducida por el
pueblo de ese país. Es incorrecto que "otros se inmiscuyan en los
asuntos internos. Una revolución importada no puede tener éxito.... En
cuanto se refiere a la defensa nacional y a la reconstrucción, nosotros
sostenemos el principio de la independencia, el autosostenimiento y la
confianza en nosotros mismos. Nosotros movilizamos nuestros propios
esfuerzos para defender y construir nuestro país..."¼.» (3)
En
otra parte del reportaje, según Dudman, Pol Pot, acusa a Vietnam de ser
un lacayo de la Unión Soviética, un enemigo de Kampuchea y una amenaza
contra la paz y la estabilidad en el mundo. El pronostica una catástrofe
para Vietnam, La Unión Soviética y sus aliados del Pacto de Varsovia si
se atreven a enviar tropas para ayudar a Vietnam en los actuales
conflictos fronterizos (22 de diciembre 1978).
Los
planes de la nueva dirección son enormes: en primer lugar consideran
que es erróneo confiar en la ayuda extranjera que solamente trae consigo
la dependencia. Basarse en los esfuerzos propios es una regla
fundamental de la nueva política. En consecuencia, se procedió a
suspender todas las importaciones y las fronteras del país se cerraron
herméticamente para impedir la penetración política e ideológica desde
el exterior. En segundo lugar, se determinó el traslado de toda la
población activa hacia el trabajo agrícola considerado la base de la
economía nacional. Como una consecuencia de esta determinación, las
ciudades se "vaciaron" y Phnom Penh apareció como una ciudad desierta
con unas cuantas decenas de miles de habitantes. Toda la población
activa fue trasladada al campo a reforzar el trabajo de construcción de
represas, tomas de agua y canales de irrigación. El gigantesco traslado
social también se dirigía a proteger a la población de los inminentes
bombardeos que según los servicios de información, iban a iniciar los
derrotados imperialistas norteamericanos. No habría sido la primera vez,
ni la última, que los yanquis vengaran sus derrotas bombardeando a la
población civil. En tercer lugar se inició uno de los más grandes
proyectos en el mundo de construcción de viviendas, según Dudman.
Simples pero atractivas viviendas de madera de diferentes estilos
surgían por miles a través de todo el país para reemplazar las viejas y
antihigiénicas covachas construidas con ramas y palos. (4)
La Nueva Kampuchea era evidentemente una nación única y pasamos a ver por qué.
Pol Pot, el primer ministro Khmer Rojo, decía:
«Nuestra
Kampuchea fue liberada total y definitivamente a través del gran
triunfo del 17 de abril de 1975. Actualmente gozamos nosotros de total
independencia y soberanía. Esto es muy importante porque es la primera
vez en más de 2000 años de historia que somos independientes económica,
política, militar, culturalmente.... Esto nos hace muy contentos y
orgullosos...» (5)
«En
nuestra nueva sociedad kampuchea existen también contradicciones de
vida y muerte porque el enemigo, en forma de diferentes organizaciones
de espionaje imperialista al servicio de los intereses reaccionarios,
trabajan subrepticiamente entre nosotros para socavar nuestra revolución...» (6)
«La
nueva fase de nuestra revolución Kampuchea no es vieja, solamente tiene
dos años. En comparación con el tiempo de la revolución
democrático-nacional cuando operamos durante docenas de años, en los
cuales adquirimos gran experiencia, en esta fase nueva de la revolución
todo resulta nuevo para nosotros... Debemos, por tanto mover nuestra
cabeza, investigar y adquirir conocimientos de la situación concreta del
país para poder así mejorar nuestro trabajo para alcanzar éxitos y
triunfos en el futuro...» (7)
Por su parte el periodista Malcolm Caldwel, tiene estos conceptos sobre la revolución khmer:
«Mi
conclusión final, resultado de mi propia investigación, es que el
experimento de Kampuchea, que para los medios de comunicación
occidentales y para los vietnamitas y los rusos puede parecer algo
totalmente irracional, reaccionario y retrógrado, es un experimento
sumamente válido y valioso. Sería una gran tragedia que este fuera
aplastado por una invasión vietnamita, que podría producirse este mes o
en diciembre próximo¼» (de 1978) (8).
«Es
preciso comprender que la guerrilla camboyana se ha sentido
constantemente aislada de todo el mundo, de los rusos, de los chinos, de
Sihanouk. Libraron sus batallas a partir de cero, contando sólo con el
apoyo de la población rural, sin contactos con movimientos
internacionales y sin el apoyo de alguna gran potencia, socialista o no
socialista....
los camboyanos se alimentaban a sí mismos, alimentaban a su ejército,
almacenaban arroz para la liberación de Phnom Penh y exportaban arroz al
Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur - a fin de permitirles
llevar a término su ofensiva final-- y también a Laos. Estaban demostrando la viabilidad de su forma particular de programa rural. Con esto entramos en una cuestión que puede ayudarnos a vislumbrar la desesperada intensidad de esta política...». (Subrayado nuestro) (9)
Caldwell,
un escritor progresista que veía Kampuchea como un modelo muy
interesante de organización social socialista, mostró gran simpatía por
la experiencia khmer y es seguramente la causa que provocó su asesinato
en diciembre de 1978 en la capital khmer, naturalmente por los agentes
que pululaban en la capital como satinadores de la invasión futura de
Kampuchea por parte de los revisionistas vietnamitas (muy lejos del
pensamiento de Ho Chi Minh) y sus amos los revisionistas soviéticos.
Caldwell, ratificando otros criterios independientes resalta el carácter
viable del desarrollo rural agrario y económico de Kampuchea
Democrática.
En
pocas palabras, podemos decir que la revolución Khmer era,
efectivamente, una revolución única. Basándose exclusivamente en sus
propias fuerzas, pretendía romper radicalmente con el sistema mundial
del imperialismo para la construcción de una sociedad completamente
nueva.
La
línea política de la nueva nación revolucionaria no podía ser del
agrado del imperialismo que consideraba y considera el mundo entero como
su hacienda. Todo esto no es una novedad, pero, además, la Kampuchea
Democrática con su política de independencia nacional completa
contradecía los designios del revisionismo internacional que creía que
los movimientos revolucionarios tenían que seguir fielmente sus órdenes y
disposiciones.
Al
día siguiente del triunfo del 17 de abril de 1975, comenzaron las
provocaciones contra la "hereje" Kampuchea. Como el modelo de
construcción socialista era diferente y en algunos casos contradictorios
con el aplicado en la mayoría de los estados "socialistas", se
propició, en gran escala, una campaña propagandística destinada a
desprestigiar esa experiencia para luego atacarla directamente.
4. UN ESTADO SIN DINERO.
Una
de las características más notables que tuvo la experiencia khmer, fue
indudablemente, la decisión de cancelar la circulación de dinero, el
riel camboyano, y sustituido por bonos intercambiables por productos o
servicios de acuerdo a las circunstancias. Veamos cómo explican los
khmeres rojos está política financiera y monetaria en el reportaje de
Dudman.
«Thioun
Prasith, del departamento del exterior dice que los khmeres rojos
terminaron de usar dinero en 1973 para solucionar el problema que surgió
en las zonas liberadas y después extendida a todo el país después de la
liberación... Pero los campesinos que podían vender su arroz a la
guerrilla, prefería hacerlo a los agentes sudvietnamitas e inclusive al
FNL, por el mejor pago. Al mismo tiempo el reclutamiento de soldados se
veía dificultado por la necesidad de los campesinos de trabajar la
tierra. Prasith dice que la organización revolucionaria pudo solucionar
estos problemas organizando cooperativas y al mismo tiempo prohibir la
utilización de dinero reemplazándolo por el sistema de trueque... Así
funcionaba el sistema según el funcionario: Todo el arroz, la goma o
cualquier otro producto era entregado al Estado al valor del riel (4 x 1
dólar.). La cooperativa requiere medicinas, vestido, tractores,
camiones, se entregaba estos productos haciendo el respectivo cálculo
comparado con los productos. Igualmente el Estado otorgaba un aliciente a
las cooperativas pobres, obtenido de las cooperativas exitosas,
recibiendo aquellas más productos....» (10)
Naturalmente,
esta política escandalizó a todo el mundo, ¿cómo se atrevían los
khmeres rojos anular el símbolo de la economía capitalista? Era pues
imperdonable y había nomás que tomar las medidas condignas para castigar
semejante "delito"
5. EL VACIAMIENTO DE LAS CIUDADES.
La
gigantesca campaña contra los khmeres rojos tomó, naturalmente, los
caminos de la calumnia basándose en hechos reales de fácil explicación.
Se censuraba, en primer lugar, el impresionante plan de vaciar las
ciudades y llevar la población a trabajar a los campos en la producción
agrícola. No se hacía el menor esfuerzo en explicar que durante la
guerra de liberación contra la agresión yanqui, Phnom Penh se había
agigantado en forma desmesurada con los refugiados que huían de los
terribles bombardeos. En segundo lugar, se criticaba como un verdadero
delito la pretensión khmer de dejar de entregar el plusproducto nacional
al voraz capitalismo internacional a través de los intercambios
desiguales, la deuda externa y otros mecanismos. En tercer lugar, se
echaba en cara el atrevimiento khmer de intentar liberarse de la
ideología decadente de occidente.
6. ¿TRES MILLONES DE VÍCTIMAS?
Como
ninguno de los anteriores "argumentos" parecía suficiente para derrocar
a los revolucionarios vestidos de negro, se pasó a fabricar la "gran mentira"
que llenaría revistas, periódicos y reportajes en oriente y occidente.
Se lanzó pues al viento la monstruosa acusación contra los líderes
khmeres de haber asesinado a TRES MILLONES de ciudadanos kampucheanos
desde su ascenso al poder en 1975. Junto a la exorbitante cifra se hacía
referencia a las "causas" del exterminio que eran, entre otras, las
siguientes: saber leer y escribir, llevar lentes, ser médico, profesor o
artista, etc., etc.
La
exorbitante cifra de los dos o tres millones de personas "asesinadas"
por los khmeres rojos surgió de una conferencia de prensa otorgada por
Kieu Samphan en Colombo, Sri Lanka. Allá, Samphan dijo que la población
de Kampuchea antes de la guerra civil (los bombardeos yanquis),
era de 7 millones de personas y que ahora se podía decir que era de
cinco millones. Lo que significaba claramente que durante toda la
confrontación bélica: la agresión yanqui a través de los terribles
bombardeos, la lucha de liberación después del golpe de Lon Nol y los
evidentes ajusticiamientos de los reaccionarios fascistas por parte del
régimen khmer rojo, Kampuchea sufrió un desangramiento de cerca de dos
millones de personas muertas por toda una serie de causas derivadas de
la guerra, pero concluir de esto que los khmeres rojos "mataron" a dos
millones de personas es precisamente lo que hizo la "gran mentira" que actualmente, junto a Noam Chomsky denunciamos ante el mundo.
En
síntesis, si creemos la propaganda anti-khmer, tendremos que considerar
a estos dirigentes como elementos totalmente desequilibrados y de un
sadismo muy superior exhibido por los nazi fascistas de Hitler. En
efecto, los racistas alemanes propugnaban la pureza racial y en su
nombre se proponían aniquilar naciones y poblaciones enteras. Según la
propaganda occidental y la proveniente del "mundo socialista", los
dirigentes de Kampuchea Democrática mataban por gusto y por deporte.
Todo esto es algo que, naturalmente, cae por su propio peso y solamente
puede convencer a los interesados en convencerse.
La "gran mentira"
fue propalada sistemáticamente a los cuatro vientos consiguiéndose una
censura mundial al régimen Khmer rojo. Las posibilidades de defensa eran
muy escasas y se reducían a algunos periodistas occidentales de buena
fe y sentido crítico que, sin caer en la trampa, se ponían a pensar en
la practicabilidad de hacer desaparecer un "everest" de cadáveres en las
condiciones técnicas limitadísimas de un país atrasado.
Veamos a continuación la versión que nos da Noam Chomsky, el prestigioso intelectual norteamericano sobre la "gran mentira":
«No
vamos a documentar aquí la avalancha de furia y cólera dirigidas desde
el principio contra los khmeres rojos y las pruebas en que éstas se
basaban. Pero sí cabe destacar algunos hechos: 1) la indignación,
instantánea y contundente, que llegó a su apogeo a principios de 1977 y
que se mantuvo hasta el derrocamiento de Pol Pot, estaba basada casi
exclusivamente en pruebas que se referían fundamentalmente a 1975 y
1976. 2) Excepción hecha de algunos periodistas especializados, los
expertos en Camboya del Departamento de Estado y, probablemente, la
mayoría del reducido grupo de expertos en Camboya, las acusaciones más
extremas consistieron en un gran despliegue de indignación por las
atrocidades comunistas, acusaciones cuya integridad puede ser valorada
comparándolas con las reacciones ante la primera fase del genocidio y la
responsabilidad de los Estados Unidos en la misma. 3) Estas
apreciaciones escépticas, suprimidas casi totalmente en los medios de
comunicación, probaron ser muy precisas por lo que se refiere al período
en cuestión. 4) La evidencia que proporcionó la base crucial para la
denuncia del genocidio comunista, era del tipo que habría sido rechazado
con escarnio si algo parecido se hubiese dicho en relación a la primera
fase del genocidio u otras atrocidades de los Estados Unidos, entre las
que cabría contar las entrevistas y fotografías falsificadas y las
declaraciones inventadas y atribuidas a los oficiales de los Khmer
rojos, repetidas constantemente aun tras haber sido admitida su
falsedad; las estimaciones falsas del número de bajas basadas en la mal
interpretación de estudios que se convirtieron en doctrina
incuestionable incluso después de que su inexactitud hubiese quedado
manifiesta; los muy selectivos informes sobre los refugiados que no
contemplaban muchos de los testimonios de éstos, así como tampoco
pormenorizados estudios realizados por especialistas en Camboya que no
podían ser explotados, por lo que pronto se convirtió en una campaña
propagandística con un nivel de fraude de sorprendente magnitud...» (11)
Para qué añadir nada a la sorprendente opinión del intelectual americano que nada tiene de comunismo y sí de anarquismo.
Junto
a la campaña perfectamente montada, comenzaron a producirse los
llamados "incidentes fronterizos" con Vietnam que también buscaban
presentar a Kampuchea Democrática como un régimen agresivo y presto a
lanzarse contra los países pacifistas de la región. De igual modo, este
"argumento" chocaba con el más elemental sentido común. ¿Se podía pensar
que Kampuchea con un ejército cien veces inferior en número
prácticamente sin unidades mecanizadas, sin aviación y con una marina
primitiva, pudiera tener la intención de destruir a Vietnam dueño del
cuarto ejército más poderoso del mundo? Naturalmente que no. La verdad
es que entre Vietnam y Kampuchea existían problemas territoriales desde
siempre y la política principista del nuevo gobierno proclamaba el
derecho de Kampuchea a una serie de territorios ocupados por Vietnam por
la fuerza. Esas aspiraciones reivindicativas no eran del agrado de
Vietnam que hoy claramente se siente "protector" de toda la antigua
Indochina.
Empero,
por todos los datos imparciales que tenemos, la marcha de Kampuchea por
los caminos del desarrollo independiente era acelerada. Se había
logrado la autosuficiencia en cuanto al consumo de arroz y además, se
podía exportar el excedente. Se había vencido el hambre y se tenían
enormes posibilidades de satisfacer las necesidades de la población en
cuanto a vivienda, educación y salud. Desde luego, los niveles eran
bajísimos y no podía ser de otra manera.
El
trabajo era agobiante, pero libre y Kampuchea era dueña de todo su
esfuerzo. Se podía apreciar en los films y películas de periodistas
independientes, los enjambres de hombres y mujeres trabajando las presas
de agua en las condiciones más adversas, pero con entusiasmo y con la
convicción de estar poniendo los cimientos de una sociedad nueva.
Naturalmente,
una política de este tipo, tampoco podía ser del agrado de las viejas
capas sociales dominantes del país, de la burocracia y otras categorías
sociales medias. Se decía por ejemplo: ¿cómo un intelectual va a ser
sometido al trabajo manual en el campo? Aunque de intelectual no se
tenga nada, el burócrata acostumbrado a la coima que espera sentado
detrás de un cómodo escritorio, considera pues un atentado a los
"derechos humanos" que se le obligue a trabajar en la producción. Los
parásitos sociales, es decir aquellos elementos que pululan en las
ciudades dedicados al delito, a las transacciones ilegales y al comercio
de todo tipo, también se convirtieron en enemigos a muerte del nuevo
régimen contribuyendo a su desprestigio.
Pero
una cosa es definitivamente cierta: el régimen gozaba del apoyo de las
grandes mayorías nacionales y ninguna fuerza interior, por más ayuda que
se le podía prestar, tenía siquiera la posibilidad de poner en peligro
la estabilidad del gobierno. Esta realidad era suficientemente conocida
por los nuevos y enconados enemigos de la Kampuchea Democrática y, por
ello mismo, debieron organizar meticulosamente una trampa a fin de
derribar a los Khmeres rojos.
7. LA MENTIRA. EL LEVANTAMIENTO INTERIOR.
LA VERDAD: UNA INVASIÓN VIETNAMITA EN REGLA.
El
primer paso de la agresión consistió en hacer creer a la opinión
pública mundial de la existencia de un movimiento armado de oposición al
régimen de Phnom Penh. Se decía que en varias provincias había surgido
la resistencia y que inclusive se podía constatar que ella había
liberado algunas zonas. En torno a estas versiones tenemos el testimonio
de Hedvig Ekerwald, una periodista sueca que en la revista "Musikforum" de febrero de 1979, dice:
«En
el verano (78), por ejemplo se reportaba en la radio de Hanoi sobre
insurrecciones en las mismas provincias que nosotros visitábamos. Pero
el pueblo de esas provincias no hacía insurrecciones, por el contrario
trabajaba. Si el país hubiera estado al borde de una guerra civil, como
podía colegirse los reportajes de radio Hanoi, nosotros habríamos notado algo....» (12)
La
presunta "resistencia" en el interior del país solamente existía en la
mente y los deseos del revisionismo internacional que ahora tomaba
ventaja al imperialismo norteamericano en querer sofocar una experiencia
revolucionaria. Las mentiras en torno a la resistencia interior
condujeron a que a fines de 1978, se hablara de la creación de un Frente
de Liberación Nacional organizado en Hanoi por algunos disidentes del
Khmer Rojo a la cabeza de Heng Samrin. Los acontecimientos se
precipitaban y a fines del año 78, en Kampuchea se hablaba abiertamente
de que una vez que comience el período seco a inicios de 1979, Vietnam
atacaría, por lo que se pedía la intervención de los organismos
internacionales a fin de evitar la agresión.
Efectivamente, el 1°
de enero de 1979, grandes concentraciones de tropas vietnamitas
desbordaban la frontera común y pasaban a una invasión en regla del
territorio kampucheo. En las batallas de la frontera, el moderno
ejército vietnamita no tuvo dificultades en destruir a los regimientos
mal armados de khmeres rojos. En las batallas regulares, la victoria no
podía sino volcarse en favor de la maquinaria bélica agresora de
Vietnam. Unos cuantos días y los ejércitos invasores vietnamitas
rodeaban Phnom Penh. Se esperaba que la dirigencia Khmer intentara una
defensa a ultranza de la capital, sin embargo, cambiando súbitamente
toda su estrategia, el mando Khmer abandona la ciudad y proclama la
guerra popular contra los ocupantes extranjeros replegándose a las
montañas occidentales.
Desde
el primer momento, Vietnam procura ocultar su intervención directa y
anuncia a los cuatro vientos y a quienes quieren creerle que ha sido una
"insurrección interior" la que dio al traste con el gobierno
Khmer rojo. Toda la campaña bien orquestada dirigida desde Moscú y
Hanoi, pretende hacer tragar ruedas de molino al mundo entero. Se habla
del gran odio acumulado en el pueblo de Kampuchea contra los "genocidas"
dirigentes khmeres que asesinaron nada menos que a TRES MILLONES DE
PERSONAS. Cada familia, sin excepción --decían-- ha perdido por lo menos
un miembro y así se explica la facilidad con la que la "resistencia"
interior logró deponer al régimen.
Empero
no es posible la continuación de la farsa. La prensa occidental, aún
rechazando la experiencia khmer, no puede sino referirse a la masiva
invasión vietnamita de Kampuchea, describiéndola en todas sus
circunstancias. Se ha dicho con toda razón que: "la primera víctima de la guerra es la verdad".
Efectivamente, lo primero que destruyeron los ejércitos de Vietnam en
suelo khmer fue la posibilidad de que saliera a luz su conducta. Se
blandía como un argumento incontrastable que el régimen había asesinado
TRES MILLONES DE PERSONAS y naturalmente una salvajada semejante
justificaba plenamente la invasión y la intervención directa del
"hermano mayor" en los asuntos internos de Kampuchea.
La
prensa europea, sobre todo, con los enormes medios técnicos que posee,
puso al descubierto toda la tramoya montada por soviéticos y vietnamitas
contra el pueblo khmer. La revista sueca "Folket i Bild" de
enero de 1979 trae un interesantísimo reportaje de dos de sus personeros
que visitaban Vietnam justamente los días de la invasión. Lasse y Lisa
Berg conversaban largamente con Do Quic Cuong, jefe de la radio de la
ciudad Ho Chi Minh, quien les relata pormenorizadamente la versión
oficial vietnamita de los acontecimientos. En primer lugar afirma que la
liberación de Kampuchea en 1975 fue posible gracias a la ayuda
vietnamita, es decir sin Vietnam no había liberación de Kampuchea (el
héroe de la película regalando la libertad a los pueblos. n.n.).
Después explica que desde el primer momento el gobierno khmer rojo
mostró enemistad con Vietnam provocando largas e interminables
agresiones fronterizas y que los chinos ayudaron a Kampuchea a levantar
un poderoso ejército de 25 divisiones de sus anteriores tres,
apostándolas en la zona fronteriza. Do continúa diciendo que los ataques
fronterizos se hacían cada vez más agresivos en tanto que Vietnam "pacientemente"
llamaba una y otra vez al diálogo y a las conversaciones para resolver
los problemas comunes; finalmente -prosigue Do-- a mediados de 1978, el
pueblo khmer resuelve liberarse de sus opresores y funda un frente de
liberación al cual apoyan como un deber "internacionalista". El 30 de diciembre libera el "frente",
según Do, con ayuda de tropas vietnamitas, la ciudad de Kratie, 74
kilómetros en el interior de Kampuchea. Por primera vez un dirigente de
jerarquía vietnamita admite la participación de fuerzas de su país en el
conflicto de Kampuchea. Citamos a continuación, algunos párrafos del
reportaje de los periodistas suecos:
«La Gran Mentira. "La
primera víctima de la guerra es la verdad" y en Indochina ocurre la
gran mentira.... Por una parte se describe la peor masacre de la
historia y de otra una utopía realizada... En la versión vietnamita, se
libra una guerra defensiva contra una amenaza que tiene sus raíces en
China, en la otra versión Vietnam es un estado expansionista y
hambriento de territorios con una ambición de superpotencia y un
eventual apoyo de Moscú....» (13)
Por otra parte, tenemos la versión del periodista francés K. S. Karol, que nos dice:
«Yo
creo que en las actuales circunstancias, el desarrollo de los
acontecimientos son decisivos para la izquierda. El socialismo que en la
conciencia de los trabajadores aparece como la paz, poco a poco se
confunde con la guerra, con una posible ampliación del conflicto a nivel
mundial. Es por eso que se puede esconder detrás de un cuento como el
de la "insurrección kampucheana", cubierta por divisiones panzer y
aviones Mig 21, en lugar de decir fuerte y claro que la Unión Soviética
no tiene ningún derecho, ni directo, ni por encargo, ocupar estados
soberanos, con el pretexto de
contradicciones políticas que pueden solucionarse por las partes según
la ley y el derecho, mucho más si se trata de estados comunistas....» (14)
La
máscara a caído por completo y la primera víctima de la guerra, la
verdad, se levanta como el ave Fénix de sus cenizas. Poco a poco se va
dibujando toda la realidad. Se trata de una simple y llana invasión de
un país poderoso militarmente contra otro débil, la eterna historia de
la sociedad de clases. El jefe de la radio de la ciudad de Ho
Chi Minh, había llegado radiante de alegría a informar a los
periodistas suecos sobre la "liberación" de Phnom Penh en la mañana del 8
de enero de 1979 a las 12:30 y por entonces seguía vigente la leyenda
del "Frente de Liberación", derrocando a los khmeres rojos. Como se ve,
para los propios vietnamitas la ridícula versión solamente duró una
semana, pero para ciertos "revolucionarios" de tierra adentro, aún hoy
se sigue hablando de la "revolución camboyana" de sabor colonial hasta
su denominación.
8. LA GUERRA POPULAR COMO RESPUESTA A LA AGRESIÓN.
Como
toda agresión de un poderoso a un débil, se pensó que la aventura no
pasaría de ser un agradable paseo y de algunos disparos aislados que al
ser escuchados por los "nativos", provocarían su huida despavorida. El
abandono de la capital hizo pensar que, efectivamente, todo había
concluido y según Do, "los hombres, por fin, podrían volver a los campos
y al trabajo pacífico". Pero la realidad era diferente.
Con
toda prisa se ordenó, por parte de los khmeres rojos, el abandono de
las grandes ciudades: Kompong Som, Battambang y otras ciudades y la
diseminación de pequeños grupos guerrilleros por todo el país. Comenzaba
la guerra del pueblo contra los agresores extranjeros.
Los
vietnamitas después de ocupar Pnom Penh y la mayor parte del territorio
khmer, se pusieron a la tarea de organizar la ocupación revistiéndola
de ciertos oropeles. Habían conseguido la colaboración de algunos
ex-khmeres rojos como el caso de Heng Samrin, un oficial de baja
jerarquía que al ser castigado por faltas cometidas se volcó a favor de
las facciones pro-vietnamitas del país que son sumamente reducidas como
hemos visto y, naturalmente, un elemento semejante era el indicado para
jugar el papel de "quisling". Bajo su dirección se estructuró el nuevo
gobierno nacional y la "nueva" administración.
El
carácter profundamente antinacional y traidor de la administración
colaboracionista de Heng Samrin y sus partidarios pro-vietnamitas está
retratado en los acuerdos y pactos que firmó inmediatamente después de
la toma de la capital. Un tratado Vietnam-Kampuchea "legalizó" la
presencia de tropas vietnamitas en el territorio khmer por tiempo
indefinido mientras la "seguridad" de la nación siga amenazada. De este
modo, siguiendo fielmente el ejemplo imperialista que afirma a diestra y
siniestra que sus ejércitos son "llamados" para "defender" a los
pueblos, los revisionistas internacionales no tienen reparos en violar
la independencia de los pueblos y su soberanía nacional.
Los
campos entre patria y antipatria son claramente delimitados en la
singular lucha. El príncipe Sihanouk, viejo enemigo de los khmeres rojos
a quienes combatió estando de gobernante y quiénes lo combatieron y
encarcelaron entre 1975 y 1979, tomó rápidamente partido contra la
invasión y a lado de los que defendían con las armas en la mano la
independencia de Kampuchea. El patriota burgués y aristocratizante
ex-gobernante khmer no dudó un solo instante en prestar apoyo moral a la
verdadera resistencia khmer que enfrentaba a la agresión extranjera.
Veremos con posterioridad cómo se va desarrollando la unidad nacional
contra los agresores con la participación del Príncipe Sihanouk.
Uno de los textos más importantes que se publicaron para calumniar y desprestigiar la experiencia khmer, ha sido el libro: "El exterminio de un país noble",
de los periodistas John Barron y Anthony Paul, que ha servido como la
base incluso de una película dedicada a atacar a los khmeres rojos ("Los
Gritos del Silencio"). No sabemos si el país era "noble" cuando la
aviación norteamericana saturaba todo el territorio khmer con bombas
genocidas que asesinaron centenares de miles de víctimas realmente
inocentes. Estos autores, en medio de su animadversión total a la
revolución dicen en torno a sus líderes:
«Khieu Samphan, de 44 años. Estoico e incorruptible, desmañado y tímido socialmente, doctrinario y dogmático.... Hou Yuon, de 45 años. Inteligente y aventurero y algunas veces arrogante, carismático y un buen dirigente... Hu Nim, de 43 años. Nervioso y rudo, locuaz y hasta altanero, imponía respeto por su inteligencia y su habilidad como polemista (15)... Ieng Sary, de 45 años. Astuto y resuelto, cortés y diplomático... Ieng Thirith, de 43 años. La hermosa esposa de Ieng, más fanática que su esposo... Saloth Sar,
de 47 años. Callado y retraído, paciente y determinado, descrito por un
adversario como lerdo y afeminado, Saltoh había sido profesor y
periodista... (16).
En el contexto de sus valores y creencias, al parecer todos, excepto
posiblemente Hu Nim, eran hombres de principios, honestos y valerosos y
casi puritanos..». (17)
.
Si
los enemigos declarados de los khmeres rojos, tienen esos conceptos de
sus líderes, resulta pues absolutamente contradictorio, atribuirles la
comisión de atrocidades contra su propio pueblo. En realidad los
anteriores párrafos demuestran que nadie puede negar que los khmeres
rojos fueran inteligentes, valerosos y sobre todo profundamente
incorruptibles. ¿¡Qué más puede pedir un pueblo a sus dirigentes!?
Con
todos los datos acumulados de primera fuente, podemos detenernos un
poco y analizarlos con cuidado. Vamos a suponer que todas o algunas de
las acusaciones contra el régimen khmer son ciertas y que realmente
durante dicho gobierno (1975-78), se mató a las personas como a moscas
con insecticidas. Si esto fuera verdad, el odio de todo un pueblo contra
los dirigentes khmeres rojos, se hubiera manifestado de alguna manera
haciendo imposible su supervivencia en las condiciones de suyo difíciles
de la lucha guerrillera en las montañas. ¿Cómo se puede uno imaginar
que un contingente de unos 40 000 hombres mal armados, mal alimentados y
con una población civil tan adversa pueda sostener una verdadera guerra
de resistencia durante tantos años contra el ejército vietnamita que
cuenta con equipo mecanizado y aviación moderna? Naturalmente eso es
incomprensible para cualquier observador imparcial.
Por
otra parte, si la oposición interior a los khmeres rojos fuera tan
grande y tan profunda, ¿qué objeto tendría la presencia del enorme
contingente vietnamita que lejos de disminuir tiende a aumentar?
Finalmente, ¿por qué tienen tanto temor los nuevos gobernantes de Phnom
Penh a la presencia de observadores occidentales? Todas estas preguntas
no tienen respuesta y ponen definitivamente en claro que los traidores
sólo pueden sostenerse en el poder por la presencia salvadora de cerca
de 200 mil soldados del ejército vietnamita.
Durante
todo el año de 1979, las agencias informativas reportan desde la
frontera tailandesa grandes enfrentamientos y movimientos constantes de
tropas tanto vietnamitas cuanto khmeres rojas. El ejército de Heng
Samrin actúa solamente como policía de Phnom. Penh y otras ciudades,
pues no puede enfrentarse con las aguerridas unidades khmeres rojas que
resisten la masiva invasión extranjera. Las formaciones militares de
khmeres rojos están compuestas de campesinos, jóvenes y hasta niños con
su clásico uniforme negro y la bufanda o pañoleta al cuello, retirándose
lentamente hacia el occidente del país en busca de territorios
favorables para la guerra irregular.
A continuación, tomamos un interesante reportaje logrado por un periodista tailandés en la frontera común:
«El
encontró un joven soldado que lo llevó a un campamento donde 300 a 400
soldados khmeres rojos descansaban, más de la mitad de ellos eran
mujeres y muchachos muy jóvenes. Nosotros nos movemos mucho y
ocasionamos muchas bajas a los vietnamitas. Casi la totalidad de los
soldados llevan carabinas automáticas del tipo AK-47. Incluso los niños
de 12 años están armados. Es nuestra obligación estar en permanente
movimiento, dicen. Ahora vamos hacia la aldea Nimia, dice uno que parece
ser el líder. No sabemos si el destacamento pertenece o no a las
fuerzas de Pol Pot, pero una parte de ellos lleva la calatrava al estilo
de Mao. Ellos nos invitan su comida que consiste en arroz y agua, pero
ellos interrumpen la comida cuando llegan dos camiones. Los líderes
intercambian silbidos y todos se dispersan en el bosque. Se trata de
soldados tailandeses que patrullan la frontera. Sin embargo, las
relaciones entre Tailandia y los ahora rebeldes soldados khmeres rojos,
han mejorado dramáticamente desde la invasión vietnamita. Este reportaje
es tomado unos 3 ó 4 kilómetros dentro de Kampuchea cerca de la
frontera tailandesa...» (18)
La
patriótica lucha del pueblo y la nacionalidad khmer contra la odiosa
agresión del revisionismo internacional, esta vez utilizando un ejército
moderno, sigue siendo a la fecha conducida por los jefes del Khmer
Rojo: Kieu Samphan, Pol Pot y Ieng Sary, desde las montañas y las selvas
de la Democrática Kampuchea. Durante las épocas secas recrudece la
agresión vietnamita y nuevas unidades mecanizadas se lanzan contra los
refugios rebeldes en tanto que durante los llamados monzones se abren
nuevas posibilidades para la lucha guerrillera de los khmeres rojos.
Jan
Myrdal, es un prestigioso periodista y hombre público sueco. Como amigo
de los pueblos de la llamada Indochina que lucharon tan heroicamente
contra el imperialismo yanqui derrotándolo, Myrdal visitó varias veces
Kampuchea. La última vez lo hizo cuando el régimen de Pol Pot había sido
expulsado de Phnom Penh y luchaba en las selvas del norte y occidente
del país contra las tropas regulares de Vietnam que habían impuesto,
como sabemos un régimen títere. Myrdal, según su relato, penetró en
Kampuchea por la frontera de Tailandia e hizo contacto con las
autoridades del Khmer Rojo que controlaban toda la zona occidental del
país. Leamos a continuación algunas de las expresiones de Myrdal en
torno a la política de la K.D., a la invasión vietnamita y finalmente a
la resistencia Khmer a la agresión del revisionismo internacional
comandado por la Unión Soviética de Brejnev, en su libro "Kampuchea, Hosten 1979":
«Y
conversación tras conversación me relataron lo mismo: los vietnamitas
están implementando una guerra de exterminio. Ellos roban todo,
destruyen todo, golpean a la población civil. Vietnam utiliza el hambre
como arma.... Yo creo que eso es cierto. No sólo se desprende de los
relatos, sino que lo escuché de periodistas que el año 1978 visitaron
Kampuchea. Al margen de los distintos puntos de vista y de sus
creencias, sean de los Estados Unidos, Japón, Yugoslavia
o Suecia, todos están de acuerdo en una cosa: en grandes distritos por
los que viajamos había comida. El hambre había desaparecido. Kampuchea
pudo incluso exportar arroz. Los ferrocarriles habían vuelto a
funcionar. La red telefónica estaba siendo reparada... Se construían
viviendas en cada cooperativa. Yo visité escuelas. Yo me llevé libros
escolares. Yo escribo lo que todos podían ver.... Pero yo tengo temor de
que nuestra voz se hunda en la masiva información falsa que difunden
Vietnam y las fuerzas pro-soviéticas...» (19)
«(Pregunta)
¿Toda la prensa mundial relata que el gobierno de la D. K., masacró al
pueblo y mató a toda la intelectualidad después del triunfo del 17 de
abril de 1975? ¿Qué tiene que decir al respecto? (Respuesta). No hables
de masacres, dice el Dr. Thiounn Thioeun. Es una habladuría. No es
cierto. La única masacre es la que está efectuando ahora Vietnam.
Masacre antes no hubo. Pero en cada revolución en la historia han
ocurrido fallas y errores. Esto mismo ocurrió en Kampuchea. Pero,
nuestra revolución no ha estado plagada de errores o fallas como otras
revoluciones. Así, poco a poco viene saliendo la verdad a pesar de las
habladurías y que difunden en los medios de Vietnam y otros. La verdad
saldrá y se mostrará que tengo razón....» (20)
«Hoy
se escribe mucho sobre la masacre en Kampuchea. Esto es cierto. Hubo
masacre en Kampuchea los años 1970-1975. Quizá un millón de los siete
millones de habitantes que tenía, fueron víctimas... Pero los
responsables de la masacre de 1970-1975 fueron los Estados Unidos, sus
políticos y militares, además de sus sirvientes en Phnom Penh.
Corresponsables fueron también los diplomáticos soviéticos y
este-alemanes que representaban a sus países en la corte de Lon Nol....
Ahora sobreviene nuevamente la masacre en Kampuchea. La ocupación
vietnamita ha dejado los campos totalmente inservibles. El gobierno de
Hanoi trabaja para aplastar y aniquilar al pueblo kampucheo. Quiere
quizá hacer lo que hizo con el pueblo Champa....» (21)
El
problema de Kampuchea ha ocupado ya varias veces la atención de
diversos organismos internacionales, como las Naciones Unidas, donde
soviéticos y vietnamitas han sido acremente censurados por la brutal
agresión. Sin embargo, para nosotros, mucha más importancia que la
simple censura viene a ser el análisis materialista histórico de un
acontecimiento como el que tenemos en mano para la causa del socialismo
en el mundo entero.
En
efecto, ¿hasta cuando podemos seguir hablando del "socialismo" cuando
se viene utilizando de la forma más descarada la imitación servil y
puntual de los métodos más aborrecibles del imperialismo agresor? ¿En
nombre de qué soberanía popular podemos hablar si no respetamos
mínimamente los derechos inalienables de un pueblo y su independencia?
¿De qué internacionalismo proletario podemos hablar si en el bando
opuesto no ha existido intervención extranjera alguna?
La
verdad es que el "pecado" de la Kampuchea Democrática consistió en
pretender seguir un camino propio, un camino independiente, al margen de
cualquier imposición extranjera. Los khmeres rojos habían tenido una
experiencia muy aleccionadora cuando la Unión Soviética en forma desleal
y traidora, reconoció y apoyó al régimen fascista de Lon Nol en contra
de las aspiraciones populares. Por el momento los rebeldes khmeres no
dijeron nada, pero una vez conquistado el poder con sus esfuerzos
propios, decidieron pues una vía independiente. Inmediatamente surgiría
una presunta "madre patria" reclamando parte del "botín".
El
caso de la KD es una lección que no pueden olvidar los pueblos del
mundo. Éstas nuestras notas vienen a constituir una modesta contribución
a abrir los ojos de los revolucionarios verdaderos de todo el mundo
frente a los enemigos que surgen después de los anhelados triunfos.
En
1980, la situación en Kampuchea ocupada es muy compleja. Por una parte,
la resistencia popular se ha unificado, es decir, las fuerzas
principales del pueblo khmer, los khmeres rojos y las fuerzas
patrióticas que respaldan al Príncipe Sihanouk, han podido llegar a un
acuerdo. Se han sumado al acuerdo, las pequeñas fuerzas guerrilleras que
responden a Son Sen, ex-primer ministro de Sihanouk con los cuales se
ha alcanzado un gobierno tripartito. Bajo la presidencia de Sihanouk y
la Vicepresidencia de Kieu Samphan, la alianza ha logrado el
reconocimiento prácticamente del mundo entero, se ha fortalecido
grandemente el frente interno y se ha prestigiado la causa khmer en el
mundo entero.
Los
invasores vietnamitas y su ejército intervencionista se mueven ahora en
Kampuchea como todo agresor, en medio de la hostilidad de las masas
populares. Nada ni nadie puede ocultar el triste papel que juega la
dirigencia vietnamita con la aventura en Kampuchea. Sabemos que el
pueblo revolucionario vietnamita, aquel que luchó tan heroicamente
contra la agresión norteamericana, se opone resueltamente a las acciones
depredadoras en Kampuchea. Muchos vietnamitas opuestos a la invasión
han sido castigados en Vietnam por la dirigencia revisionista y
sirviente de Moscú.
9. POST-SCRIPTUM
A
fines de la década de los años 80, concretamente en 1989, y por presión
internacional cuando se derrumbaba el bloque revisionista, las tropas
vietnamitas abandonaron Kampuchea y el títere Heng Samrin fue echado
ignominiosamente del poder, el "Partido Comunista" de Camboya, abandonó
su nombre y se auto tituló "Popular Camboyano", Samrin fue
sustituido por Hun Sen, otro exKhmer Rojo que, cambiando de táctica
inició tímidas y cuidadosas aproximaciones a los Khmeres Rojos.
1998.
La historia no tiene fin. Cuando ya se acaba el siglo, el movimiento
Khmer Rojo sigue instalado en el norte de la ahora llamada Camboya que
está dirigida por un gobierno revisionista al mando de Hun Sen. Las
facciones políticas son las mismas. Un gobierno "democrático" de tipo
occidental, con elecciones y todo eso, se ha hecho del poder mediante
una alianza entre las fuerzas revisionistas y las del heredero de
Sihanouk, el Príncipe Norodom Rannariddh. El Ejército camboyano
convertido en el árbitro de la situación política y estructurada con
ayuda occidental y vietnamita ha dado un golpe militar (6 de julio de
1997), poniendo, otra vez, a Rannariddh en la clandestinidad.
Los
mismos militares que golpearon con Lon Nol, golpean ahora por encargo
de Vietnam y pretenden "acabar" con los khmeres rojos. Se dice que el
movimiento khmer rojo se ha debilitado mucho, todo esto puede ser
verdad, pero no se puede negar que tuvieron mayor vigencia que el propio
régimen revisionista soviético que se desmoronó como un castillo de
naipes ante el embate de la sola ideología occidental, mientras los
destacamentos jóvenes de khmeres rojos seguían impertérritos dominando
el norte de Kampuchea, con sus abarcas de cuero nativo, sus uniformes
negros, su bufanda a cuadros y la calatrava al estilo de Mao.
Para
sacudirse de la enorme carga que significa la campaña mundial
nuevamente desatada contra los khmeres rojos, éstos simularon un juicio
contra Pol Pot y lo condenaron a cadena perpetua en su choza de la
selva.
La leyenda de los TRES MILLONES DE MUERTOS
ha vuelto a las primeras planas para combatir a los khmeres rojos. En
las selvas profundas de la hermosa Kampuchea, la tradicional dirigencia
khmer roja, ha perdido a Pol Pot (Saloth Sar), muerto en una sencilla y
humilde choza de una base khmer. Otros líderes como Kieu Samphan o Noum
Chea, han llegado a un acuerdo con el gobierno de Hun Sen que los ha
recibido amigablemente. No podemos especular qué carácter tuvo ese
acuerdo, pero en realidad la guerra revolucionaria de Kampuchea se ha
frenado.
La
experiencia de la revolución Khmer Rouge es inédita y esto demuestra
que también los pueblos pequeños pueden hacer grandes revoluciones y que
éstas no son patrimonio de enormes países o de líderes mundiales.
También hay líderes "pequeños" que adquieren grandeza aunque sus
victorias pretendan ser ignoradas y peor aún calumniadas.
Tarde
o temprano se hará la luz en la maravillosa tierra khmer y los jardines
paradisíacos de las riberas del Mekong, volverán a mostrar a ese pueblo
altivo construyendo su futuro con sus propias manos.
Nota indispensable. Este
capítulo fue escrito originalmente en la época de la invasión
vietnamita de 1979 y posteriormente actualizado en la medida que se
desarrollaban los acontecimientos. Por ello algunos juicios del pasado
están escritos en presente.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Chomsky, Noam y Edward S. Herman. "Los guardianes de la libertad". Grijalbo Mondadori. Pág. 300.
2. Ibidem. Pág. 289.
3. Dudman, Richard. "Dagens Nyheter". Diario sueco. 2 de febrero de 1979. Reportaje.
4. Ibidem.
5. Pol Pot. "Confiar en las propias fuerzas". (Folleto en sueco. 1978). Asociación de Amistad Suecia-Kampuchea. Pág. 40.
6. Ibidem. Pág. 42.
7. Ibidem. Pág. 40.
8. Caldwell, Malcoln. "Monthly Review". No. 4. Nov. 1979, vol. 3. Pág. 74.
9. Ibidem. Pág. 82.
10. Dudman, Richard. Citado.
11. Chomsky. Citada. Págs. 315-316.
12. Ekerwald, Hedvig. "Musikforum". Publicación sueca. Febrero de 1979.
13. Ibidem.
14. "Folkets y Bild". Revista sueca. 1979.
15. Barron, John y Anthony Paul.. "El exterminio de un país noble". Editorial DIANA. México. 1979. Pág. 55.
16. Ibidem. Pág. 56.
17. Ibidem. Pág. 57.
18. Aftonbladet. Diario sueco. 15 de febrero de 1979.
19. Myrdal, Jan. "Kampuchea, Hosten 1979". Bokforlaget Pan/Norstedts. Pág. 28.
20. Ibidem. Pág. 31.
21. Ibidem. Pág. 64.
El texto es de Jorge Echazú Alvarado. Y el articulo del blog revolucionario http://nuevademocraciapanama.blogspot.com.es/
Lei enteramente este artículo, por algo lo lei, pues pensaba que como revolucionario debia hacerlo para ver el punto de vista distinto. Solo puedo decir con HORROR que lo que aqui se publica es una barbarie sin precedentes de ignorancia y mentiras del porte de un buque, está bien ser distinto pero no irse al extremo de lo que estoy leyendo, es decir cualquier persona con solo una neurona en su cabeza se da cuenta que este artículo está escrito por un DEMENTE o un DESQUICIADO MENTAL. yo visite Camboya en 2011 y luego de nuevo en 2013 y debo dar fe, que lo que alli ocurrio es realmente lo que se ha escrito siempre, no creo que cientos de personas mientan al mismo tiempo, seguramente el autor de este artículo jamas ha estado en ese pais y pero aun ni siquiera se ha dado el trabajo de investigar mas a fondo. Lo que sucedio en Camboya en 1975 fue real y punto, guste o no nos guste, lo que padecieron sus habitantes fue cierto, fue una hecatombre sin precedentes, no importa cuales fueron las causas, eso es lo de menos, ellos sufrieron y millones murieron tanto de hambre, asesinados o en trabajos forzosos. Insisto las causas son lo de menos, pero millones de inocentes pagaron un precio que no se merecian. Decir que esto es un experimento único, claro que si y ojala que nunca ocurra mas, la revolucion no va por ahi, no se puede destruir a quienes nos apoyan. POL POT solo fue un demente y quienes hicieron este articulo igual. ME SIENTO DEFRAUDADO Y HORRORIZADO POR ESTE ARTICULO DE MIERDA.
ResponderEliminarYo sí creo que este artículo dice la verdad.
ResponderEliminarSobre Camboya fueron lanzadas 2 800 000 (dos millones ochocientos mil) toneladas de bombas de manera por lo general indiscriminada. A un modesto cálculo de una victima por tonelada, allì tienen los tres millones de muertos (perdonen el cálculo simplista, pero este es solo un comentario al paso). Si desean tener más información sobre estos bombardeos "democráticamente" realizados por EEUU consulten: http://guerradevietnam.foros.ws/t1077/bombardeo-secreto-en-camboya/, o las decenas de páginas que sobre el tema hay en internet. A la corte o a la larga la verdad se impone. Una mentira necesita otras mentiras para sustentarse, y al final todo lo que se construye sobre estas mentiras se desmorona como castillos de arena. La verdad es única, y, en cambio, se sostiene por sí misma.
Al lector que comentó anteriormente a mi persona, le ruego que no se deje llevar por el odio, ese odio desquiciado de un derechista que está lleno de miedo y que satura su nota.
¨Somos despiadados y no os pedimos clemencia. Cuando nos llegue el turno no ocultaremos nuestro terrorismo. En cambio, los terroristas reales, los terroristas por gracia de Dios y de la ley, son brutales, despreciables y vulgares en la practica, cobardes, mezquinos y traidores en teoria, y tanto en la practica como en la teoria no tienen honor¨.Marx.
ResponderEliminarEsto es lo que hay que hacer practicar el comunismo y jamas hacerlo de palabra. Vietnam dio la mas alta y preciosa accion ejemplarizante. Los barremos o nos barren no hay termino medio (Presidente Gonzalo). Rios de sangre ha generado el fascismo para garantizar su poder. No tienen piedad, son macabros, son tigres de verdad, solo que ante las masas son tigres de papel, la guerra popular en Vietnam lo comprobo, La revolucion China lo Comprobo, etc. Exterminar al imperialismo no es tumbar sus avisos, es exterminarle todas sus manifestaciones y en los pueblos se ha enraizado sus negros intereses, asi que las revoluciones pasaran por grandes presupuestos de sangre y ello no debe de asustarnos una manera de entender el compromiso de comunistas de que salvo el poder todo lo demas es ilusion(Lenin).
Si bien es cierto que entre 1.975 y 1.977 los Jemeres Rojos utilizaron una terminología marxista, en un intento de obtener ayuda de China, a partir del año 1.977 abandonaron cualquier referencia al comunismo. A diferencia de soviéticos, vietnamitas y chinos, los Jemeres Rojos se jactaron de no ser comunistas.
ResponderEliminarEl Partido Comunista de China habían convertido a millones de campesinos en comunistas, a través de una línea de clase pro-obrera, mientras que los Jemeres Rojos habían tratado de convertir al campesinado camboyano en anti-obrero, a través de una línea anarquista. De hecho, aunque pequeña, la clase obrera de Camboya existía dispersa en las ciudades, pero en vez de cultivarla, los Jemeres Rojos la liquidaron como si fuera una herencia decadente del pasado.